martes, septiembre 18, 2007


LAS FALDAS MULTICOLORES DEL VOLCÁN PARICUTÍN

Por Beatriz Méndez Torres

La llegada

Recuerdo haber oído hablar del Paricutín en una clase de geología en la universidad, hace ya 10 años, a pesar de que he visitado muchas veces Michoacán, el alma de México, como así lo llaman, nunca había podido ir al volcán, hasta que un buen día de finales del mes de julio del presenta año 2007, me decidí junto con una amiga a ir por fin al famoso lugar. Un fin de semana de mochila al hombro, llegamos muy temprano a Angahuen el pueblo más cercano al lugar, que según el guía significa “alcanzar” en el idioma tarasco, lengua en la que se comunican todos los pobladores de ahí, que afortunadamente conservan bien sus tradiciones y hablan solo el español con los turistas. Como era muy temprano el pueblo estaba desierto y solo veíamos casas de madera, pues en la zona hace mucho frío y la madera guarda calor.
Bueno teníamos dos opciones subir a caballo o llegar a pie, por razones monetarias y de aventura nos decidimos por la segunda opción, dispuestas a llegar a la cima.


Un paisaje diferente

Mientras el guía nos contaba la historia del Paricutín, el volcán más joven del mundo, que hizo erupción en 1943 y cubrió con sus lavas todo el pueblo, iniciamos la caminata por un bosque de niebla hasta llegar a lo único que no alcanzó a cubrir el volcán la torre de una iglesia. El paisaje ahí cambia drásticamente de pinos y encinos se transforma en un “malpaís” según los geólogos, o un paisaje de roca volcánica negra, sin rasgos de vida, salvo que pongas mucha atención podrás ver musgo sobre las rocas y pequeños insectos escondidos entre ellas. Caminando por ahí por esas lavas jóvenes, sobre el antiguo poblado de “San Juan Parangaricutiro” alrededor de cuatro horas en medio de roca y más roca me sentí como en otro planeta, pero a lo lejos se veía el Paricutín cubierto de niebla, lo que me indicaba que no estaba en otro planeta, sino en Michoacán y me inspiraba a seguir y poder estar en la cima.


Desde la cima la vista es mejor

El guía nos dijo suban la cima y disfruten la vista yo las alcanzo en un rato, y bien las dos almas subimos no había nadie más en el lugar.
Al llegar a la cima y ver la vista me sentí llena de energía desde ahí pude observar un paisaje inmenso de rocas negras cubiertas de niebla y junto al Paricutín otro pequeño volcán cuyo cráter está cubierto de vapor, el cráter del Paricutín también tiene vapor de agua caliente haberlo visto me hizo sentir mucho respeto por este volcán, la vida es un milagro pensé, mucha paz y emoción me transmitió el llegar a la cima del volcán.

Donde el tiempo se detuvo

Después de siete horas de caminata regresamos al pueblo y no podía creer lo que veía, México siempre me sorprende y claro Angahuen no fue la excepción, por las calles empecé a ver mujeres con cabellos largos, muy largos hasta las rodillas, peinados en trenzas, en chongos o sueltos, y bueno todas vestían faldas largas y tableadas de colores vivos y brillantes cubiertas de un delantal y blusas de terciopelo, las combinaciones eran magníficas: amarillo brillante con azul marino y rosa, morado obscuro con rosa mexicano y verde brillante, naranja con rojo y verde botella, marrón con rosa y amarillo, lila con verde y rojo, en fin, una belleza increíble de colores en sus ropas que además muchas tenían flores bordadas en sus delantales y rebozos, ver para creer. Tienen tiendas de ropa para mujer en donde se vende lo que ellas hacen, no hay otros artículos de ropas más que lo de la región, en las calles la gente vende lo que ellos hacen sus artesanías y las frutas y verduras que ellos siembran, los juguetes también son fabricados por ellos mismos, allí aún no llega China o por lo menos no se nota tanto.

Así mi viaje por los caminos de Michoacán que no me dejan de sorprender y cada vez más me incrementan mis deseos de viajar por esos pueblos del México profundo. Mi viaje continuó por Paracho, el pueblo de las guitarras y terminó en la cascada Tzararacua, pero esa ya es otra historia.

..........................................Habitantes íntimos de lo social
.................................................Por Miriam Badillo



Creo que es imposible dejar de vivir lo social como algo íntimo y muy personal, incluso cuando participamos en acciones colectivas cuyas motivaciones son colectivas también, las razones personales permanecen como tal, se modifican y participan del movimiento social pero conservan su intimidad, su oscuridad. Ello no impide aproximarse a los hechos sociales e indagarlos, comprenderlos y explicarlos.
Me formo en los misterios, las dificultades y los placeres de la investigación social y política pero soy una amante absoluta de la literatura y todas sus arbitrariedades narrativas, fácticas, temporales, toda su maravillosa confusión y complejidad imaginativa. Son ámbitos, los dos, de la inteligencia y las ganas de pensar, sentir y entender la vida. Escribo esto porque esos dos mundos se ven enfrontados en mi cotidianidad, en mis gustos y mis inclinaciones personales, en la forma en que deseo involucrarse con la realidad y dar cuenta de ella. Y entonces vienen las ganas de reflexionar, de momento solo plantear, sobre ello. En todo caso solo puedo adelantar que lejos de ser un problema, la conjunción de ambos mundos solo puede enriquecer la percepción lejos de nublarla, me considero afortunada entonces.
Ilustrado con: "Voice" de Edvard Munch

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