viernes, agosto 04, 2017

Aquí llamando

Por Miriam Badillo 

En sus orígenes este blog estaba pensado para escribir en él sobre cuestiones sociales, comunales, gregarias  o como Dios o el Diablo sepan. Desde luego, se trataba de hablar sobre mis impresiones sobre política, cultura, sociedad y blablabla. La verdad es que desde hace mucho he perdido las ganas de hablar de política (ahora cada vez que lo intento no me salen las palabras a causa de las nauseas) y los temas más sociales también se me han ido escapando. Noto que lo que he hecho aquí es más bien escribir de los espectáculos públicos a los que acudo, sobre todo a los que ocurren en las salas de cine o del cine en la sala de mi casa. He visto muchas películas como siempre. Eso sí, he tratado de volver a mis buenos hábitos de cineclubista/cinedeartista, pero caigo con frecuencia en las  pelis palomeras que más bien son ruido de fondo cuando uno quiere acompañamiento durante labores cotidianas obligatorias. He acudido a otros espectáculos públicos también: conciertos, teatro, ópera, ballet. Ahora sólo diré que el inclasificable Per te ha sido uno de los más bellos que haya presenciado nunca. De los demás obtuve maravillosas experiencias estéticas y espirituales, pero sobre todo la convicción de que la gente cada vez es más estúpida y grosera, que no sabe comportarse, que no respeta las normas de cortesía mínima y que es una masa adicta al telefonito. Muchos corajes pasados en esos recintos tan maravillosos como Bellas Artes o la Sala Nezahualcoyotl. En fin... 

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