miércoles, febrero 28, 2007

La tersa amargura del tiempo vivido
Por Miriam Badillo

Hace tiempo escribí la frase que da título a esto, ahora la rescato. Hago una pausa en la lectura complicada de textos especializados en temas importantes de la vida social, de la vida en sí. Los libros hablan de la privatización del agua en el mundo y estoy segura que será tema muy pronto en México. No lo es todavía como debiera porque el proceso ha sido silencioso, se ha resuelto en la soledad de las oficinas de gobierno, entre políticos y empresarios, como siempre; lejos del alcance de nuestra mirada regularmente tan corta y ocupada en otros asuntos y lejos también de los temas de interés entre los "opinólogos" profesionales, por algo será. Pero la cosa es así: el agua ha dejado de ser un bien común para convertirse en mercancía al alcance de quien pueda pagarla, y no me refiero desde luego sólo al agua embotellada tan cotidiana, sino al agua que llega a nuestras casas y nos permite vivir. Los gobiernos delegan en las grandes trasnacionales la gestión del agua, les ceden el derecho de explotarla y venderla. Para ello, en el caso de México, se han llevado a cabo una serie de procesos legales que posibilitan la entrada de los capitales privados en el terreno del comercio del agua, repito, el agua ha dejado de ser un bien común al cual todos tenemos derecho para vivir, ahora es una mercancía que las empresas pueden vender a quien pueda pagarla y punto. Es esta la esencia, los detalles trataré de darlos muy pronto. ¿Qué tiene que ver esto con el título de este breve comentario? Nada, la verdad es que iba a escribir otra cosa pero me salió lo que ahora leen, supongo que es una buena señal.

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